EL VIAJE INTERIOR...

La relajación con música

Tenderse de tal manera que una fuente de música se sitúe frente a los pies; no importa que sea cassette, compac disc o radio, pero el altavoz debe estar al nivel de la planta de los pies y del cuerpo, en el suelo.-
Escoger una música que no sea ni pasonial ni de contrastes vivos, dramática o grandiosa. La melodía debe ser simple, evolucionar en espiral como en los ragas indios, el canto gergoriano o las composiciones de Kitaro, Vangelis o Jean Michel Jarre, son ideales para este género de ejercicios.-
El nivel sonoro depende de la percepción de cada uno, pero hay que sentir que la música invade el cuerpo de los pies a la cabeza. Para ello, el volumen no debe estar demasiado fuerte como podría creerse, porque la agudeza auditiva y la sensación de la vibración sonora en el cuerpo se desarrollan con la concentración de la atención sobre la música.-
Estirado, aspirar lenta y profundamente.-
Luego, manteniendo una respiración calma, amplia, percibir el sonido en la planta de los pies y hacerlo remontar suavemente por todo el cuerpo, suspendiéndolo en las partes que se sientan fatigadas, o tensas, y tomarse el tiempo para distenderlas. Detenerse sobre el sexo, el vientre, los pulmones, respirar la música por cada parte del rostro: boca, nariz, ojos, mejillas, frente, orejas.-
Dejarse ser completamente música.-
Si la mente comienza a hacer su cine interior, forzarla a permanecer concentrada en el sonido, en el cuerpo; es posible repetir varias veces el movimiento, pero siempre de los pies a la cabeza.-
Levantarse cuando se lo desee y uno se sienta relajado; efectuar los mismos gestos que para la relajación en silencio.-
Estos dos ejercicios son muy eficaces y regeneran el ser. Duración mínima: un cuarto de hora. Pueden practicarse cuando se sienta la necesidad, siendo ideales para el final de la jornada.-
Son estos los primeros pasos de la meditación: saber distenderse, vaciarse interiormente de las preocupaciones y ocupaciones.-
Simplemente, estar en su cuerpo.-