domingo, 17 de junio de 2018
Señales antes del fin 2...
...Y la Tierra se seguirá agitando, temblores y terremotos se irán incrementando hasta volverse cotidianos, poco a poco ya no causarán asombro.
Los volcanes seguirán uno a uno despertando, a través de sus gargantas se escuchará el rugido de la Madre Tierra; ¿que haces hombre en tu depredación insensata?, ríos de lava cubrirán los campos que ayer eran fértiles campos de cultivo; los gases envenenarán el aire y las cenizas cubrirán ciudades pero, ¡lo peor aún no ha llegado!
Los ríos desbordarán sus cauces sin freno, las obras construidas por el hombre para domar sus fuerzas, se derrumbarán como castillos de naipes, esto provocará locura y desconcierto entre las gentes.
Nuevas y desconocidas pestes se esparcen por el mundo, algunas de las cuales fueron creadas por el hombre en su desmedida ambición y torpeza, motivada por el deseo de dominar y sojuzgar a otros pueblos.
Donde no hubo terremotos, los habrá y caerán las gigantescas torres de cristal, pobres y tristes monumentos a la soberbia y a la ignorancia de creerse dioses sin pensar que, todo tiene un precio y, que ese precio, mas temprano que tarde se ha de abonar.
Los mares ya no serán los mismos, fuentes de vida que hoy agonizan; sus alturas se incrementarán y grandes ciudades perecerán bajo sus aguas, ya son bravíos y lo serán mucho más y, será otro motivo de desconcierto para muchos.
Son señales antes del fin que hoy ya son visibles..."quién quiera ver, que vea; quién quiera oir, que oiga..."
Los volcanes seguirán uno a uno despertando, a través de sus gargantas se escuchará el rugido de la Madre Tierra; ¿que haces hombre en tu depredación insensata?, ríos de lava cubrirán los campos que ayer eran fértiles campos de cultivo; los gases envenenarán el aire y las cenizas cubrirán ciudades pero, ¡lo peor aún no ha llegado!
Los ríos desbordarán sus cauces sin freno, las obras construidas por el hombre para domar sus fuerzas, se derrumbarán como castillos de naipes, esto provocará locura y desconcierto entre las gentes.
Nuevas y desconocidas pestes se esparcen por el mundo, algunas de las cuales fueron creadas por el hombre en su desmedida ambición y torpeza, motivada por el deseo de dominar y sojuzgar a otros pueblos.
Donde no hubo terremotos, los habrá y caerán las gigantescas torres de cristal, pobres y tristes monumentos a la soberbia y a la ignorancia de creerse dioses sin pensar que, todo tiene un precio y, que ese precio, mas temprano que tarde se ha de abonar.
Los mares ya no serán los mismos, fuentes de vida que hoy agonizan; sus alturas se incrementarán y grandes ciudades perecerán bajo sus aguas, ya son bravíos y lo serán mucho más y, será otro motivo de desconcierto para muchos.
Son señales antes del fin que hoy ya son visibles..."quién quiera ver, que vea; quién quiera oir, que oiga..."
Silencio
Porque cultiva el silencio, el hombre sabio percibe sonidos puros.
Porque cultiva el ruido, el hombre necio sólo oye sonidos perturbados.
En el hombre sabio, el silencio es sagrado. Por eso su voz es la sutil resonancia de su Alma.
Para el hombre necio, el silencio es pavoroso. Por eso nunca aquieta su mente. Así, se niega las bellezas de su Espíritu.
Porque cultiva el ruido, el hombre necio sólo oye sonidos perturbados.
En el hombre sabio, el silencio es sagrado. Por eso su voz es la sutil resonancia de su Alma.
Para el hombre necio, el silencio es pavoroso. Por eso nunca aquieta su mente. Así, se niega las bellezas de su Espíritu.
Luz...
Para el hombre sabio la luz es el comienzo de sus ojos.
Para el hombre necio sus ojos son el comienzo de la luz.
El hombre sabio da a luz lo que el hombre necio pretende sepultar.
El hombre sabio resguarda lo que el hombre necio expone.
El hombre sabio ve con ojos cerrados lo que el hombre necio no ve con los ojos abiertos.
El hombre sabio asume que nadie es luz de sí mismo; ni el Sol.
El hombre necio se cree luz de sí mismo. Por eso está a oscuras.
Discípulo y Maestro...
Un Discípulo debe saber que el Camino no le será fácil, y sabrá también de la satisfacción al ir venciendo las dificultades , debe saber que todos los que llegaron a la condición de MAESTROS alguna vez fueron discípulos como él.
El desarrollo y progreso del Discípulo está directamente relacionado con su fidelidad, su lealtad y su Amor incondicional a su Maestro; al menos en una primera etapa la disciplina resulta esencial; el Maestro puede encargarle misiones tontas o ridículas, simplemente para comprobar el grado de disciplina del Discípulo.
Como el gran combate se da en el plano espiritual, es necesario que el Discípulo se prepare convenientemente en el plano físico y mental; a medida que el Discípulo progrese, el Maestro irá abriendo una a una las puertas que, le permitan una mayor comprensión del PLAN y del PROPÓSITO ÚNICO DE LA CREACIÓN.
Comenzará a percibir las cosas con una visión espiritual que antes no poseía.
El Maestro siempre dará aquello que necesitamos aprender; si tenemos que aprender generosidad, él actuará con estricta generosidad hacia nosotros, si tenemos que aprender justicia, él actuará con estricta justicia; si tenemos que prender a amar, él nos amará de una forma desconocida, pero siempre orientando el Camino hacia la búsqueda de la VERDAD y la LUZ.
En la vida del discipulado, él mismo, a veces, tiene que aprender a hacer las correctas elecciones; a veces tiene que renunciar a cosas que, en verdad, no le sirven para nada (por ejemplo la comodidad), y otras cosas por el estilo.
Cuando el Discípulo comprende la verdadera dimensión de las palabras "PRONTO Y DISPUESTO, PARA LO JUSTO Y PRECISO"; su propia vida se transforma, deja de ser un títere de las circunstancias que lo rodean y pasa a formar parte de un plano superior; comienza entonces, el lento proceso de liberación y de lección.
El Maestro, tiene la capacidad adquirida de ver con toda claridad la capacidad a ser adquirida por los Discípulos; de allí su exigencia y a veces su intolerancia con los desajustes de sus Discípulos.
En realidad, el verdadero Discípulo tiene que aprender, justamente eso; APRENDER, para liberar de su responsabilidad, algún día a su Maestro.
Un Maestro no elige a sus Discípulos, sino que, se los asignan desde una esfera superior, de allí que él mismo no pueda ni deba liberarse de su DEBER.
El Maestro sabe que la palabra DEBER tiene que ver con lo que DEBE HACER, y no con lo que QUIERA HACER.
Estos conceptos e ideas deben ir incorporándose a la vida del Discípulo hasta que se transforme en una segunda piel; de esta manera, el día que pueda pronunciar la frase: "me encuentro en plenitud de felicidad", será porque la mayoría de sus preguntas ya tienen respuesta, tendrá plena conciencia de sí mismo y sabrá fundamentalmente EL PORQUE Y EL PARA QUE DE SU EXISTENCIA.
Su alegría es comparable a la que siente su Maestro cada vez que observa como asciende aquél que hoy es su Discípulo.
El desarrollo y progreso del Discípulo está directamente relacionado con su fidelidad, su lealtad y su Amor incondicional a su Maestro; al menos en una primera etapa la disciplina resulta esencial; el Maestro puede encargarle misiones tontas o ridículas, simplemente para comprobar el grado de disciplina del Discípulo.
Como el gran combate se da en el plano espiritual, es necesario que el Discípulo se prepare convenientemente en el plano físico y mental; a medida que el Discípulo progrese, el Maestro irá abriendo una a una las puertas que, le permitan una mayor comprensión del PLAN y del PROPÓSITO ÚNICO DE LA CREACIÓN.
Comenzará a percibir las cosas con una visión espiritual que antes no poseía.
El Maestro siempre dará aquello que necesitamos aprender; si tenemos que aprender generosidad, él actuará con estricta generosidad hacia nosotros, si tenemos que aprender justicia, él actuará con estricta justicia; si tenemos que prender a amar, él nos amará de una forma desconocida, pero siempre orientando el Camino hacia la búsqueda de la VERDAD y la LUZ.
En la vida del discipulado, él mismo, a veces, tiene que aprender a hacer las correctas elecciones; a veces tiene que renunciar a cosas que, en verdad, no le sirven para nada (por ejemplo la comodidad), y otras cosas por el estilo.
Cuando el Discípulo comprende la verdadera dimensión de las palabras "PRONTO Y DISPUESTO, PARA LO JUSTO Y PRECISO"; su propia vida se transforma, deja de ser un títere de las circunstancias que lo rodean y pasa a formar parte de un plano superior; comienza entonces, el lento proceso de liberación y de lección.
El Maestro, tiene la capacidad adquirida de ver con toda claridad la capacidad a ser adquirida por los Discípulos; de allí su exigencia y a veces su intolerancia con los desajustes de sus Discípulos.
En realidad, el verdadero Discípulo tiene que aprender, justamente eso; APRENDER, para liberar de su responsabilidad, algún día a su Maestro.
Un Maestro no elige a sus Discípulos, sino que, se los asignan desde una esfera superior, de allí que él mismo no pueda ni deba liberarse de su DEBER.
El Maestro sabe que la palabra DEBER tiene que ver con lo que DEBE HACER, y no con lo que QUIERA HACER.
Estos conceptos e ideas deben ir incorporándose a la vida del Discípulo hasta que se transforme en una segunda piel; de esta manera, el día que pueda pronunciar la frase: "me encuentro en plenitud de felicidad", será porque la mayoría de sus preguntas ya tienen respuesta, tendrá plena conciencia de sí mismo y sabrá fundamentalmente EL PORQUE Y EL PARA QUE DE SU EXISTENCIA.
Su alegría es comparable a la que siente su Maestro cada vez que observa como asciende aquél que hoy es su Discípulo.
Para reflexionar...
"Aquel que impide el Camino de otro, se niega asimismo la posibilidad de avanzar y progresar; por lo que se vuelve incongruente e incoherente, carente de afectividad y lleno de agoísmo, carente de Luz y poblado de sombras".
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