viernes, 1 de mayo de 2009

RELATOS DE DERVICHES...



Sabiduría en venta


Un hombre llamado Saifulmuluk pasó la mitad de su vida buscando la verdad. Leyó los libros sobre sabiduría antigua que pudo encontrar. Viajó a todos los países conocidos y desconocidos para oír a los maestros espirituales. Pasó los días trabajando y las noches en la contemplación de los Grandes Misterios.-


Un día oyó hablar de otro maestro, el gran poeta Ansari, que vivía en la ciudad de Herat. Dirigiose hacía allí y al fin estuvo ante la puerta del sabio. En ella estaba escrito, contrariamente a lo que esperaba, un extraño anuncio: Aquí se vende conocimiento.-


"Esto debe ser un error o una tentativa deliberada para disuadir a los vanos buscadores de curiosidades", se dijo a sí mismo, "pues nunca oí decir antes que el conocimiento pueda ser comprado o vendido". Después, entró en la casa.-


Sentado en el patio interior estaba el mismo Ansari, encorvado por la edad, escribiendo un poema. -¿Has venido a comprar conocimiento?- preguntó. Saifulmuluk asintió. Ansari le dijo que exhibiera todo el dinero que llevaba. Saifulmuluk desembolsó todo su dinero, que sumaba cien monedas de plata.-


-Por esa cantidad -dijo Ansari-, puedes recibir tres consejos.-


-¿Lo dices seriamente? -pregunto Saifulmuluk- ¿Por qué necesitas dinero si eres un hombre humilde y consagrado?


-Vivimos en el mundo, rodeados por hechos materiales -dijo el Sabio-. Y con el conocimiento que poseo adquiero nuevas y grandes responsabilidades. Debido a que tengo ciertos conocimientos que otros ignoran, debo gastar dinero, entre otras cosas, para ser de utilidad donde una palabra bondadosa o el ejercicio de la Baraka no es lo indicado.-


Tomó las monedas de plata y dijo: -Escucha bien. El primer consejo es: "Una pequeña nube indica peligro".-


-¿Pero es esto conocimiento? -preguntó Saifulmuluk-. No parece decirme mucho acerca de la naturaleza de la verdad última o acerca del lugar del hombre en el mundo.-


-Si vas a interrumpirme -dijo el Sabio- puedes tomar tu dinero y marcharte. ¿De qué sirve el conocimiento del lugar del hombre en el mundo, si ese hombre está muerto?


Saifulmuluk guardó silencio y esperó el próximo consejo.-


-El segundo consejo es: "Si puedes encontrar un pájaro, un gato y un perro en un lugar, tómalos y cuídalos hasta el final".-


"Éste es un extraño consejo", pensó Saifulmuluk, "pero tal vez tiene un significado metafísico interior, el cual se volverá manifiesto para mí si medito sobre él un tiempo suficientemente largo".-


De modo que guardó silencio hasta que el Sabio manifestó el último consejo: -Cuando hayas experimentados ciertas cosas que parecen irrelevantes, manteniéndote fiel a los consejos anteriores, entonces y sólo entonces se abrirá una puerta para ti. Atraviesa esa puerta.-


Saifulmuluk quiso quedarse a estudiar con este desconcertante sabio, pero Ansari lo despidió con bastante rudeza.-


Así continuó errando y fue a Kashmir, a estudiar con un maestro. Cuando se encontraba viajando por el Asia Central nuevamente, llegó a la plaza del mercado de Bokhara, durante un remate. Un hombre se estaba llevando un gato, un pájaro y un perro que acababa de comprar. "Si no me hubiera demorado tanto en Kashmir -pensó Saifulmuk- hubiera podido comprar esos animales, pues ellos son ciertamente parte de mi destino".-


Luego comenzó a preocuparse, puesto que si bien había visto el pájaro, el gato y el perro, no había visto aún la pequeña nube. Todo parecía andar mal. Lo único que lo salvó fue repasar uno de sus libros de apuntes en el cual tenía registrado, aunque no lo recordara, el consejo de un antiguo sabio: "Las cosas ocurren en sucesión. El hombre imagina que esta sucesión es de una cierta clase, pero a veces es otra clase de sucesión".-


Entonces se dió cuenta de que, aunque los tres animales habían sido comprados en un remate, Ansari no le había dicho en realidad, de comprarlos en un remate. No había recordado las palabras del consejo: "Si puedes encontrar un pájaro, un gato y un perro en un lugar, tómalos y cuídalos hasta el final".-


De modo que comenzó a buscar al comprador de los animales, para ver si aún estaban "en un lugar".-


Tras muchas averiguaciones, descubrió que el hombre se llamaba Ashikikuda y que sólo los había comprado para liberarlos del dolor de estar enjaulados en la tienda del rematador, donde habían estado durante varias semanas, esperando un comprador. Se hallaban aún "en un lugar" y Ashikikuda se alegró de vendérselos a Saifulmuluk.-


Éste se radicó en Bokhara, puesto que no era posible continuar viajando con los animales. Todos los días iba a trabajar a una hilandería de lana, y retornaba al anochecer con comida para los animales que había comprado con su jornal. El tiempo pasó y transcurrieron tres años.-


Un día, siendo ya un maestro hilandero y viviendo como respetado miembro de la comunidad con sus animales, caminó hacia las afueras de la ciudad y vió lo que parecía ser una pequeñísima nube, suspendida casi sobre el horizonte. Era una nube de tan extraño aspecto, que su memoria fue acicateada, y el Primer Consejo vino a su conciencia claramente:


"Una pequeña nube indica peligro".-


Saifulmuluk retornó inmediatamente a su casa, reunió a sus animales y comenzo su huída hacia el oeste. Llegó a Isfahan casi sin un centavo. Algunos días más tarde, supo que la nube que había visto era la polvareda de una horda conquistadora, la cual había capturado la ciudad de Bokhara y asesinado a todos sus habitantes.-


Y las palabras de Ansari le vinieron a la mente: "¿De qué sirve el conocimiento del lugar del hombre en el mundo, si ese hombre está muerto?".-


La gente de Isfahan no era afecta ni a los animales ni a los hiladores de lana ni a los extranjeros, y Saifulmuluk estuvo muy pronto reducido al estado de extrema pobreza. Se arrojó al suelo y exclamó: ¡Oh Sucesión de Santos! ¡Oh Inmaculados! ¡Vosotros que habéis sido Transformados! Venid en mi ayuda, pues estoy reducido a un estado en el cual mis propios esfuerzos no logran darme ya el sustento, y mis animales están sufriendo de hambre y sed.-


Mientras yacía allí, entre dormido y despierto, con su estómago roído por el hambre y sin haberse resignado a que su destino lo guiara, tuvo una visión tan clara como si fuese real. Era la imagen de un áureo anillo, engarzado con una piedra de cambiantes luces, con destellos de fuego, que brillaba suavemente como el mar fosforescente y que, desde sus profundidades, emitía luces verdes.-


Una voz o lo que parecía ser una voz, dijo: -Ésta es la corona áurea de las edades, el Samir de la Verdad, el mismísimo anillo del Rey Salomón, el hijo de David, sobre cuyo nombre haya paz, cuyos secretos deben ser preservados.-


Mirando a su alrededor vio que el anillo rodaba hacia una grieta en el terreno: parecía encontrarse junto a un arroyo, debajo de un árbol, cerca de una roca de curiosa forma.-


A la mañana siguiente, descansando y pudiendo soportar mejor su hambre, Saufulmuluk comenzó a vagar por los alrededores de Isfahan. Entonces, estando casi expectante por alguna razón, vió el río, el árbol y la roca. Debajo de la roca había una gruta. En la gruta, en la cual introdujo una vara, estaba el anillo que ya había visto de la extraña manera antes relatada.-


Lavando el anillo en el agua, Saifulmuluk exclamó: -Si éste es verdaderamente el Anillo del Gran Salomón, vaya a él mi saludo. Concédeme, Espíritu del Anillo, un digno fin a mis penurias.-


De pronto pareció que la tierra se sacudía, y oyó como si una voz semejante a un torbellino resonara en sus oídos: "A través de los siglos, buen Saifulmuluk, te deseamos paz. Eres el heredero del poder de Salomón, el hijo de David, la paz sea con él. Señor de los Genios y de los Hombres, yo soy el Esclavo del Anillo. ¡Ordéname, señor Saifulmuluk, señor!"


-Trae aquí los animales y comida para ellos -dijo Saifulmuluk inmediatamente, sin olvidarse de agregar: -¡Por el gran Nombre y en el Nombre de Salomón, nuestro Señor, Comandante de Genios y Hombres, hacia quien vaya el saludo!.-


Casi en el momento en que terminaba de decir esto, los animales estuvieron allí, y cada uno tenía delante de sí la comida necesaria, aquella que más le gustaba.-


Entonces frotó el anillo, y el Espíritu del Anillo nuevamente le respondió como un torrente en sus oídos. "Ordena y cuanto desees será hecho, excepto aquello que no debe hacerse, Señor del Anillo".-


-Dime, en el Nombre de Salomón (¡la paz sea con él!), ¿es éste el final? Porque debo cuidar del bienestar de estos compañeros, hasta el fin, de acuerdo con el mandato de mi propio Maestro, El Khoja Ansari de Herat.-


-No -replicó el Espíritu- esto no es el final.-


Saifulmuluk se estabeció en ese lugar, donde hizo que el Genio le construyera una pequeña casa y un lugar para los animales, y pasaba las horas con ellos. Cada día, el Genio traía a todos lo suficiente para sus necesidades, y los que por allí pasaban se maravillaban de la santidad de Saif Baba, "Padre Saif", como era llamado, "quien vivía de la nada, rodeado por animales domesticados y salvajes".-


Cuando no estaba estudiando los apuntes de sus viajes y reflexionando sobre sus experiencias, Saif Baba observaba a los tres animales y aprendía sus costumbres. Cada uno le respondía de acuerdo con su propia forma de proceder. Alentaba sus buenas cualidades y desalentaba las malas, y a menudo les hablaba sobre el Gran Khoja Ansari y los Tres Consejos.-


De tiempo en tiempo, hombres santos pasaban por su morada, y a menudo lo invitaban a discutir con ellos o a estudiar sus Caminos en particular. Pero él rehusaba, diciendo: -Yo tengo mi tarea a realizar, que me fue dada por mi maestro.-


Entonces, un día, se sorprendió al descubrir que el gato le estaba hablando en un lenguaje que él podía entender: -Señor -dijo el gato- tienes tu tarea y debes llevarla a cabo, pero ¿no te sorprende que el tiempo que tu llamas "el final" no haya llegado?


No estoy realmente sorprendido -dijo Saif Baba- porque de acuerdo a la información que poseo, puede durar cien años.-


-Es allí donde te equivocas -dijo el pájaro, que ahora también hablaba- pues tú no has aprendido lo que podrías haber aprendido de los diversos viajeros que han pasado por aquí. No te das cuenta de que, aunque te parecieran diferentes (así como nosotros los animales te parecemos distintos) ellos eran enviados por la fuente de su enseñanza, por el mismo Khoja Ansari, para ver si habías aquirido suficiente percepción como para seguirlos.-


-Si esto es verdad -dijo Saif Baba- lo cual no creo ni por un instante, ¿pueden explicarme por qué un simple gato y un pequeño gorrión pueden decirme cosas que yo, con los milagrosos beneficios que he recibido, soy incapaz de ver?.-


-Es simple -le dijeron ambos a la vez- es que te has acostumbrado tanto a ver las cosas desde solo un punto de vista, que tus defectos son visibles aún para la mente más común.-


Esto preocupó a Saif Baba: -¿Así que podría haber encontrado la Puerta del Tercer Consejo hace mucho, si hubiera estado bien preparado para ello? -preguntó.-


-Sí -dijo el perro, uniéndose a la discusión-, la Puerta se ha abierto una docena de veces en los últimos años, pero no la viste. Nosotros la vimos, y debido a que somos animales, no podíamos decírtelo.-

-Entonces, ¿cómo pueden decírmelo ahora?.-

-Puedes entender nuestro lenguaje por que tú mismo te has vuelto más humano últimamente. Te queda una sola oportunidad, pues la edad te está venciendo.-

Saif baba, primero se dijo a sí mismo: "Esto es una alucinación". Y luego, pensó: "Ellos no tienen derecho a hablarme así, yo soy su señor y la fuente de su subsistencia". Entonces otra parte de él hizo esta reflexión: "Si están equivocados, no tiene importancia. Pero si tienen razón, sería terrible para mí. No puedo correr el riesgo".-

Así fue como esperó su oportunidad. Los meses pasaron. Un día llegó un derviche errante y levantó su carpa en el umbral de la casa de Saif Baba. Se hizo amigo de los animales y Saif baba decidió darle su confianza. -¡Fuera de aquí! -interrumpió el derviche-, no estoy interesado en tus cuentos del Maestro Ansari, tus nubes, tu búsqueda y tu responsabilidad hacia los animales, ni aun en tu anillo mágico. Déjame en paz. Yo sé lo que deberías estar hablando, pero no sé de qué estás hablando.-

Desesperado, Saif Baba llamó al Espíritu del Anillo. Pero el Genio simplemente dijo: -No puedo decirte aquellas cosas que no deben ser dichas. Pero sé que estás sufriendo de la enfermedad llamada El Prejuicio Permanente de lo Oculto, el rige tus pensamientos, y hace difícil para ti el progreso en el Camino.-

Entonces, Saif Baba se dirigió al derviche que estaba sentado en el umbral y preguntó: -¿Qué debería yo hacer, pues siento una responsabilidad hacia mis animales y una confusión con respecto a mí mismo y no encuentro más guía en mis Tres Consejos?.-

-Has hablado sinceramente -dijo el derviche- y éste es un comienzo. Entrégame los animales y te diré la respuesta.-

-Pero no te conozco y pides demasiado -dijo Saif Baba-. ¿Cómo puedes pedir semejante cosa? Te respeto, pero todavía hay una duda en mi mente.-

-Bien dicho -respondió el derviche-. Has revelado no tu preocupación por tus animales sino tu propia falta de percepción respecto de mí. Si me juzgas por la emoción o la lógica, no puedes beneficiarte conmigo. Todavía eres codicioso en cierta manera, manteniendo el sentido de la propiedad sobre "tus animales". Debes irte, y eso es tan cierto como que mi nombre es Darwaza.-

Ahora bien, "Darwaza" significa "puerta" y Saif Baba pensó con ahínco en esto. ¿Podría ser ésta la "Puerta" que le predijera su sheikh Ansari?.-

-Tú puedes ser la "Puerta" que estoy buscando, pero no estoy seguro" -le dijo al derviche Darwaza.-

- Fuera de aquí, tú y tus especulaciones -gritó el derviche-. ¿No ves que los dos primeros consejos eran para tu mente, y que el último puede ser comprendido solamente cuando lo percibas tú mismo?

Después de casi otros dos años de confusión y ansiedad, Saif Baba de pronto se dió cuenta de la verdad. Llamó a sus animales y los despidió diciéndoles: -Quedan ahora librados a ustedes mismos. He aquí el final. Al decir esto, se dió cuenta de que los animales tenían forma humana y de que se habían transformado. De pie a su lado estaba Darwaza, pero su forma era ahora la del Gran Khoja Ansari mismo. Sin decir una palabra, Ansari abrió una puerta en el árbol junto al arroyo y mientras cruzaban el umbral, Saif Baba vio escritas en letras de oro, en una maravillosa caverna, las respuestas a las preguntas sobre la vida y la muerte, sobre la mortalidad y la humanidad, sobre el conocimiento y la ignorancia, que lo habían acosado toda su vida.-

-El apego a las cosas externas -dijo la voz de Ansari- ha sido lo que te ha detenido todos estos años. De alguna manera, a causa de esto has llegado tarde. Toma de aquí la única porción de sabiduría todavía abierta para tí.-

PARA REFLEXIONAR Y MEDITAR...

Un hombre rico, que utiliza sus riquezas sin apegarse a ellas, que vive alejado de las pasiones, es verdaderamente digno de poseer riquezas y renombre. Pero un monje que sólo tiene tres hábitos, fabricados con andrajos cosidos entre sí, si dicho monje se apega a sus hábitos, es impuro y Buda no le acordará ninguna tolerancia.-

EL VIAJE INTERIOR...


Tradiciones concernientes al sama

Ayashah relata: "Había una vez una sirvienta en una casa, que estaba cantando cuando Umar pidió entrar. Apenas ella reconoció la voz de Umar se ocultó. Umar entró, y el Profeta que había oído el canto sonrió.-
-Díjole Umar: -¡Ho! profeta de Dios, ¿por qué te sonríes?
El respondió: -Había aquí una sirvienta que cantaba, pero cuando oyó tu voz corrió a esconderse.-
Umar dijo entonces: -No abandonaré esta casa antes de escuchar lo que el profeta ha escuchado.-
Ante lo cual el profeta llamó a la sirvienta y ella repitió su canción para él".-
Anas Ibn Malik narra: "Estaba yo en compañía del Enviado de Dios cuando el Arcángel Gabriel descendió y dijo: -Oh enviado de Dios, los pobres de tu comunidad entrarán en el paraíso quinientos años antes que los ricos.-
Al escuchar esto, el profeta se regocijó y preguntó:
-¿Hay entre vosotros alguno que sepa cantar?
Entonces un beduino respondió:
-Sí, oh profeta de Dios.-
El profeta le dijo que se aproximara, y el beduino cantó así:
-El amor es como una serpiente venenosa que me atormenta las entrañas, y no hay médico no hechicero para este dolor. El único médico y hechicero es el Amado, por quién he dado mi corazón. Mi maleficio y mi teriaca, ambos están en Él.-
El enviado de Dios entró en estado de éxtasis (wajd) y sus compañeros se sintieron transportados de júbilo. Bajo la intensidad del éxtasis, el manto del profeta cayó de sus hombros. Cuando la euforia se aplacó, cada uno volvió a su sitio y Mu c-awya dijo:
-Oh profeta de Dios, que maravillosa alegría fue ésta.-
Y el enviado respondió:
Oh Mu c-awya, quién no se queda embelesado de éxtasis al escuchar el nombre del Amigo en el sama no pertenece a la clase de los elegidos.-
Luego el profeta cortó su manto en cuatrocientos pedazos que distribuyó en la asamblea".-
Esta historia es un pretexto para considerar el concierto espiritual como lícito, al igual que el éxtasis al que conduce, el desprendimiento de las vestiduras, su partición y su distribución entre los participantes a la reunión.-

CONJUROS, RITUALES Y MAGIA BLANCA...


RECETA DE LA FORTUNA

Esta loción mágica atrae la buena fortuna. Una vez elaborada, usted puede colocarla en un rociador con el que vaporizar el ambiente, o agregarla al agua que use para limpiar los pisos y los mostradores de su negocio o de su oficina.-
Mezcle 32 cucharadas de alcohol fino con veinte gotas de agua de rosas y diez gotas de aceite esencial de lavanda o de pino. Agregue unos pétalos de jazmín y el preparado estará listo.-
Antes de usarlo, agítelo varias veces y repita mentalmente:
"Invoco el poder de Júpiter que atrae la buena fortuna y el éxito, para que inunde de prosperidad y abundancia mi negocio con esta fórmula mágica".-
Realice este ritual, en lo posible, todos los días Jueves antes de cerrar su local.-

MULTIPLIQUE SUS VENTAS

Prepare este polvo mágico mezclando los siguientes elementos: una cucharada de cebolla en polvo deshidratada, una cucharada de canela, otra de cáscara rallada de limón, una pizca de sal, tres hojas de menta molida y un poquito de levadura de cerveza en polvo.-
Todos los Miércoles por la mañana esparza un poco de este preparado en la entrada de su comercio y en algún rincón de la vidriera. También guarde un poquito en un pequeño estuche para colocarlo dentro de la caja registradora.-