viernes, 3 de abril de 2009

EL VIAJE INTERIOR...

La respiración ritmada

Una vez hallada y conservada esta base precisa, es necesario velar por ella sin cesar, y para ello es primordial aprender nuevamente a respirar.-
Ningún terapeuta puede contradecir el hecho de que la mayoría de nuestros contemporáneos no saben respirar; cuántas respiraciones superficiales limitadas a lo largo de los pulmones, cajas toráxicas y diafragmas bloqueados, pasan por los consultorios médicos; si se calculara el porcentaje sería alucinante. Diversos trastornos motores, estados nerviosos deplorables, angustias y fobias podrían sin embargo ser combatidos por el arte de respirar armoniosamente, lo cual reemplazaría con ventaja a las píldoras que alivian pero no atacan la raíz del mal.-
La respiración es la vida. Su suspensión, la muerte.-
Además de la postura justa, digna, recta, una respiración equilibrada, amplia, profunda, es la segunda llave, la segunda enseñanza de la verdadera meditación.-
Asi pues, sentados, es preciso concentrarse en el aire que entra en los pulmones; inspirar cada vez más, pero sin hacer fuerza, tomarse su tiempo, no se está haciendo gimnasia. Espirar de igual modo, intentado prolongar el movimiento del abdomen; en efecto, el aire sale por la nariz, pero en los pulmones se hace un impulso hacia abajo; aumentarlo de manera de desbloquear lentamente el diafragma.-
Poner las dos manos, asentadas una sobre la otra, la palma sobre la piel, al nivel del plexo solar, situado en el hueco en la base del esternón, por encima del estómago. Seguir con ellas el movimiento de espiración e inspiración. Si dicho punto, centro radiante de tensiones, es doloroso, masajearlo con repetidas presiones de la palma durante la espiración. Aflojar la presión en la inspiración.-
Un truco; antes de colocar de este modo las manos, golpearlas fuertemente una contra otra, cuatro o cinco veces, luego frotarse vigorosamente las palmas; esto estimulará el magnetismo y da un saludable calor. El mismo procedimiento de trabajo sobre el plexo solar puede emplearse en el momento de la relajación.-
Después de cinco minutos, colocar nuevamente las manos sobre los muslos y seguir el movimiento natural de la respiración tal cual se hace y como se quiera hacerlo durante otros cinco minutos.-
Retomar la espiración abdominal. Con la inspiración, relajar el vientre, frotarlo con un movimiento circular de la mano si se lo siente tenso o hinchado. Repetir dicho movimiento una decena de veces como mínimo.-
Luego, con las dos manos colocadas sobre el vientre, los pulgares apoyados a la altura de los riñones, bajo las costillas, inspirar presionando el vientre hacia el interior, espirar relajándolo. Una docena de veces como mínimo.-
Recuperar la respiración normal, cuidando no obstante de su amplitud.-
Al final del ejercicio, juntar ambas manos a la altura de la cara y saludar doblando la espada y la cabeza.-
Concentrarse de este modo diariamente en la respiración y la postura, da salud al cuerpo y al espíritu.-
Esto ya es meditación.-

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