Estar atento
En la novela de Aldous Huxley, La Isla, su testamento, escrita después de que su casa y su maravillosa biblioteca se hubieron quemado, transcurre en una isla donde el héroe vive una iniciación completa a la realidad última. En los árboles, una suerte de loros repiten sin cesar: "Atención, atención". Es la llave misma de esta ficción: Estar atento, a cada instante. Los medios indicados precedentemente, así como los que van a seguir, tiene como denominador común esa noción.-
No evadirse de la realidad con vanas ilusiones; aquella es suficientemente rica para darnos cuanto necesitamos en esta vida. Una frase extraída de un texto sagrado tibetano dice: "El espíritu es el gran asesino de lo real". El espíritu corrupto, sí, que se complace en quimeras, privilegia la teoría y el discurso sobre la acción y la concentración, y jamás se mira a sí mismo. El Dr. Lawrence Le Shan escribe justamente que "el modelo humano fundamental que ha conducido al desarrollo de las técnicas de meditación es el mismo que ha guiado a la psicoterapia humanista". Los comportamientos negativos (odio y agresividad hacia sí mismo y hacia el prójimo, degradación del medio o del "templo que está en nuestro cuerpo", ansiedad y depresión, etc.) no están considerados como resultantes de pulsaciones naturales, interiores. El hombre es considerado fundamentalmente como un animal social conectado con la tierra y el cosmos, y que ha perdido el contacto con su estado natural su condición verdaderamente normal. Dudo que un profesor de meditación serio se muestre en desacuerdo con Carl Rogers cuando escribe: "Una de las nociones más revolucionarias que se desprende de nuestra experiencia clínica es el reconocimiento del hecho de que el núcleo de la condición del hombre -los niveles más profundos de su personalidad, las raíces de su "naturaleza animal"- es básicamente socializado, dinámico, racional y realista".-
Entonces, buscar y hallar su vía, probar experiencias, descubrir sus múltiples facetas, realizar una evolución interior, vivir la fascinante aventura del descubrimiento de sí mismo. Pero no dejarse engañar por las ilusiones. En nuestros días, el mercado de la meditación está invadido, se puede definir como una plaza de mercado metafísico, exótico y confuso, donde sacerdotes, gurus, avatares y maestros alaban su meditación-mercancía -y buscan descalificar la de sus competidores-. La única técnica válida, dicen unos, consiste en fijar su atención sobre un simple objeto: luz, cruz, mandala o tercer ojo. Otros sonreirán condescendientemente ante tal ingenuidad. El secreto, que ellos reciben del Maestro, les dirán confidencialmente, consiste en concentrarse en la reproducción mental del Maestro bienamado. El desacuerdo concierne a la persona de éste: ¿se trata de Jesús, Buda, Krishna o Shiva haciendo el amor con su Shakti?
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