martes, 21 de abril de 2009

EL VIAJE INTERIOR...


La meditación cristiana

Desde hace algunos años observo con cierta sorpresa hasta que punto mis amigos y conocidos cristianos, sacerdotes o laicos, sin abandonar su fe, se vuelven hacia prácticas de meditación de horizontes diversos, esencialmente orientales: el zen, el yoga, etc., los atraen, pero también las técnicas de psicoterapia de grupos occidentales que buscan desbloquear los nudos "gorgianos".-
Paralelamente, crece el compromiso social entre muchos cristianos que buscan regresar al mensaje original para "amar al prójimo más que a sí mismo". Ambos casos atestiguan una necesidad de retornar al cuerpo, de retornar al prójimo. Y ello se encamina en el sentido del deseo de Juan Pablo II, quién intentara humanizar a la Iglesia y devolver al hombre su dignidad de tal. Por consiguiente, la dignidad de una conciencia en un cuerpo.-
"No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; más lo que sale por la boca, eso es lo que hace al hombre impuro". Como Pedro le pidiera que explicara esa parábola, Jesús respondió: "¿Tampoco vosotros entendéis? ¿No comprendéis que lo que entra por la boca va al vientre y se expele en la letrina? Pero lo que sale de la boca procede del corazón, y eso hace impuro al hombre".-
Porque del corazón del hombre proviene todo el mal, esa enfermedad contagiosa, y toda desdicha. Sin transformación interior no habrá ninguna salvación para el ser humano, que seguirá siendo una fiera para con sus semejantes y un expoliador de la naturaleza. Una alquimia ha de operarse en él, que le permita superar su frenético egoísmo y lo haga participar en la creación evolutiva y no en la involución: "Nadie enciende la lámpara y la pone en un rincón, ni bajo el celemín, sino sobre un candelero para que los que entren tengan luz.-
La lámpara de tu cuerpo estu ojo; si tu ojo es puro, todo tu cuerpo estrará iluminado; pero si fuese malo, también tu cuerpo estará en tinieblas.-
Cuida, pues, que tu luz no tenga parte de tinieblas. Porque si todo tu cuerpo es luminoso, sin parte alguna tenebrosa, todo él resplandecerá como cuando la lámpara te ilumina con vivo resplandor.-
Mientras hablaba, lo invitó un fariseo a comer con él; fue pues, y se puso a la mesa. El fariseo se sorprendió al ver que no se había lavado antes de comer.-
El Señor le dijo: Mira, vosotros los fariseos limpiáis la copa y el plato por fuera, pero vuestro interior está lleno de rapiña y maldad.-
¡Insensatos! ¿Acaso el que ha hecho lo de fuera no ha hecho también lo de dentro" (Lucas XI, 33, 40).-
Actualmente existen un espíritu, una fe cristiana, una moral y también una llamada a Dios por medio de la plegaria, el recogimiento en un lugar santo consagrado por la esperanza de millares de fieles venidos a hincarse allí, pero no puede decirse que exista una meditación cristiana. Hace algunos años, preocupado por entender y comprender la religión de mi niñez, hice una amplia investigación, en los libros y sobre el terreno, entre quienes son los garantes de esta corriente espiritual en la tierra y también entre quiénes buscan a lo largo de este camino un sentido a su vida. De ello resultó una constatación: el cristianismo ha perdido una vez más el mensaje fundamental de su profeta, y no obstante ha levantado un monumento espiritual que habla a los hombres; pero si se entra en él, la única respuesta que podrá hallarse será en el silencio. Pues es en uno mismo donde yace la verdad que sólo pide ser despertada.-
¿Acaso el propio Cristo no recordó a los que querían lapidarlo un día, reprochándole ser hombre y hacerse Dios, que la propia Biblia, la Ley, decía de los seres humanos que todos eran dioses? En tal caso, ¿él no era hijo del hombre? Pero esta divinidad, ese "plus" del hombre, está bien oculto en las tinieblas de la ignorancia de sí.-
Para terminar esta primera entrega les dejo de regalo este poema de San Francisco de Asís:

"Loado seas, Señor Mío, por todas las criaturas,
especialmente por mi señor Hermano el Sol;
pues, por él haces el día y nos alumbras.-
Y él es bello y radiante con gran esplendor,
y de Tí, Altísimo, lleva la significación.-
Loado seas, Señor Mío, por la Hermana Luna y las Estrellas,
en el cielo las has formado
esclarecidas, preciosas y bellas.-
Loado seas, Señor Mío, por el Hermano Viento
y por el Aire y el Nublado
y el Sereno y todo tiempo
según el cual das a las criaturas su sustento.-
Loado seas, Señor Mío, por la Hermana Agua
la cual es muy útil
y humilde y preciosa y casta.-
Loados seas, Señor Mío, por el Hermano Fuego,
por el cual alumbras la noche;
y él es bello y alegre
y robusto y fuerte.-
Loado seas, Señor Mío, por la Hermana
nuestra Madre Tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce frutos diversos,
con coloridas flores y hierba".-

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