viernes, 17 de abril de 2009

ELVIAJE INTERIOR...


La tradicón judía

El árbol de los Sefiroth es un medio dado al hombre para comprender el funcionamiento de sus jerarquías internas, sin separarlas al mismo tiempo del conjunto del sistena. Los diez Sefiroth son los siguientes:

I.- En la cúspide, Kether, la Corona, es el lugar del conocimiento claro, donde el infinito se abre y se da a la conciencia, donde lo divino, Ain Sof, "la raíz de todas las raíces", comunica.-
II.- Luego encontramos a Hochma, la sabiduría, principio masculino, arquetipo de lo más profundo que hay en nosotros, el ojo interior, la vía del silencio, la chispa del genio, la imagen de la intuición y la acción justa, la revelación vivida.-
III.- Bina, la inteligencia, principio femenino, que se traduce en las posibilidades del pensamiento, la comunicación, la recepción de las informaciones exteriores y su transformación. Aquí la inspiración de Hochma se altera, concretiza la interiorización en acción.-
IV.- Hesed, la gracia, la clemencia, la generosidad, gobierna el principio de creatividad, el don, el arte de saber hacer y construir, de reunir, de armonizar.-
V.- Gevura, el rigor, equilibra la libertad activa de Hesed; es el principio de justicia, de severidad, de dominio de sí, de disciplina, auntocrítica y responsabilidad. Mal gobernados, estos dos últimos Sefiroth pueden trocarse en "dejar pasar, dejar correr" y en sectarismo, encierro en sí mismo, fanatismo. Cada elemento del Árbol de la Vida debe funcionar en armonía con el conjunto para que el comportamiento del hombre sea exacto, en simbiosis con el propio movimiento de la creación.-
VI.- Tiferet, la Belleza, simboliza la naturaleza esencial del hombre, su cuerpo ideal, el eje de su conciencia que forma el puente entre el espíritu y la materia. Es la realidad profunda del individuo, su lucidez, su poder de admiración y de admirar; punto central del Árbol de los Sefiroth, Tiferet representa la llave del saber y del ser; cuando uno encuentra a un amigo que no ha visto desde hace diez años, él ha cambiado, vosotros habéis cambiado, pero la relación, el calor del nuevo encuentro, el contacto sutil que se opera, pertenecen al nivel de Tiferet, el ser más allá del cuerpo. Asimismo para cualquier relación profunda o amorosa.-
Muchos cabalistas colocan entre los tres Sefiroth superiores y los tres que los siguen, en el centro del rombo así formado, un Sefiroth invisible, Daat, que sería el principio del despertar a la unidad indisociable de los diez componentes en y más allá de la individualidad: experiencia de la no-experiencia, visión de la totalidad única en la realidad del instante.-
VII.- Con Netzah, la victoria, el triunfo, pasamos del mundo del sentimiento al de la naturaleza; este Sefiroth rige la acción de nuestras tendencias naturales, el instinto de atracción y repulsión; el deseo, la fuerza vital...
VIII.- Aquél que se apoya en Hod, el esplendor, la receptividad, el dominio de los sentidos y percepciones. El equilibrio entre estos dos Sefiroth crea la templanza.-
IX.- Yesod, el Fundamento, representa el ego que se conoce como tal, el ser que tiene conciencia de sí. Este eje entre Hod y Netzah es también el que permite el comportamiento coherente en la vida social y cotidiana; los tres términos marcan nuestro estar-en-el-mundo. Yesod simboliza también la memoria y la experiencia sobre las cuales se edifica nuestra vida. Y el poder vitalizante y creador del sexo, sin el cual la vida humana no puede perpetuarse, poderosa energía que funda, efectivamente.-
X.- Malcut, el Reino, o el hombre en su cuerpo, sobre sus pies; el hombre terrestre, hecho de agua y de elementos mimerales; de aire y del fuego radiante de sus energías nerviosas, cerebrales y celulares. En el dominio de la arcilla convertida en Adán, de la materia transmutada en vida. La totalidad de la evolución está presente no sólo en el cuerpo humano, sino también en la obra.-
Un proverbio cabalista dice: "En Kether se halla Malcut, en Malcut se halla Kether", los números 1 y 10 son inseparables, como la unidad de la multiplicidad.-

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