sábado, 9 de mayo de 2009

EL VIAJE INTERIOR...


Kapálabháti: la limpieza del cráneo

Un ejercicio tradicional de pranayama, es el kapálabháti (la limpieza del cráneo), que juega con la respiración diafragmática y abdominal:
- Columna y cabeza derechas, piernas en loto o medio loto,
- sacar el pecho;
- concentrarse en el abdomen, situando allí el centro de gravedad por debajo del ombligo;
- relajar el vientre, que sobresalga;
- luego contraerlo bruscamente hacia el interior: el aire sale de los pulmones;
- relajarlo una vez más, suavemente: el aire entra naturalmente a los pulmones.-
Al comienzo (la primera semana), hacer diez espiraciones e inspiraciones de este modo, haciendo durar la inspiracióncuatro veces el tiempo de la espiración brusca (aproximadamente 2/10 de segundo para 8/10 de segundo). Cada semana, añadir diez más, hasta alcanzar 120 movimientos sucesivos, número que no hay que exceder. El rostro debe permanecer relajado, el pecho no participa en el ejercicio y la inspiración debe ser constantemente refrenada. Este ejercicio está contraindicado para los cardíacos y enfermos del pulmón, este ejercicio vacía completamente el aire residual viciado en los pulmones, satura la sangre de oxígeno y produce una intensa actividad pránica en el organismo; tonifica así el sistema neuro vegetativo.-
Además, el cerebro se encuentra profundamente irrigado y vivificado, pues esta masa celular esponjosa varía de volumen al ritmo de la respiración, y por tanto de la circulación sanguínea: este poderoso ejercicio le reporta una afluencia de sangre, de oxígeno que, efectivamente, lo limpia y desengrasa. Nuestras facultades de concentración y atención se hallan con él multiplicadas. Es una buena introducción a los asanas y a la meditación, que pueden terminarse con la modulación de mantras.-

Los mantras o Palabras de Poder

La práctica de los mantras se acompaña, por medio de la expulsión del sonido, de un movimiento respiratorio que ayuda a comprender mejor el alcance de la espiración (emisión) y de la inspiración (recarga). Además, el benéfico poder vibratorio del sonido se suma a la amplitud de la respiración.-
¿Qué es un mantra? Los Vedas, texto sagrado fundamental del hinduísmo redactado cuatro mil años antes de nuestra era, se refieren, así como en la Biblia, a un sonido primordial, un verbo, preexistente a la creación y poniéndola en movimiento. En la India, ese sonido sería OM, sonido sagrado esencial que debe pronunciarse sobre la espiración más profunda posible: AOOOOMMMMM, AUM. La fuerza de este sonido, bien modulado, es increíble: la A parte de la graganta, la O desciende profundamente hasta el bajo vientre, y se termina con la M que vibra en el cráneo.-
Los brahmanes hindúes, concientes del poder vibratorio de los sonidos y del vaciamiento de conciencia que su canto produce, emplean como mantras nombres de dioses, bendiciones y fórmulas sagradas, que contienen una carga simbólica particular destinada a traer paz espiritual y evolución interior.-
Un célebre guru indio, Swami Ramdas, fue saddhu errante por los caminos de la India repitiendo sin descanso el mismo mantra:
"Om, Shri Rám, jai Rám, jai, jai Rám"
Repitiendo de este modo el nombre del Supremo Soberano, Rama, en un "japa" inagotable, el peregrino se dejaba conducir por una voluntad superior a él, andando a la ventura, cantando incansablemente su letanía, desprovisto de todo bien a excepción de su taparrabo y una manta, y viendo en cada cosa, el ser, la reencarnación del poder divino:
"Oh Rám, Tú estás en todas partes; oh Rámdas, tú no estás en ninguna parte.-
Oh Rám, sólo Tú voluntad reina; oh Rámdas, tú no tienes voluntad.-
Oh Rám, Tú eres la única realidad; oh Rámdas, tú no tienes existencia.-
Oh Rám, por todas partes Tú amor penetra. Por todas partes brilla Tú luz. Tu felicidad absorbe todo. Rám, Tú eres Luz, Amor y Felicidad. Rámdas, tú vives en esa Luz, en ese Amor, en esa Felicidad. Rámdas, tú mo tienes existencia separada. Tú eres libre, libre como el Amor, libre como la Luz, libre como la Felicidad. Ama todo, ilumina todo, comparte con todo la Felicidad. Tú eres todo y todo es tuyo. Tú y todo, es Rám. Rám es Su gloria. Rám es uno. Rám aparece como muchos. Uno, y es Rám. Rámdas, tu voluntad es la voluntad de Rám. Vive sólo para el amor de Rám. Rám te ha hecho enloquecer por Él. Estás bendito, Rámdas. La locura de Rám es todo para tí, la locura de Rám es todo para todos. En esa locura no hay pena, perplejidad, ignorancia, debilidad, disgusto, odio, no es ningún mal. Esta locura es todo Amor, Luz, Felicidad, Fuerza, Poder, Sabiduría, toda ella es bien".-
El mantra expresaba el canto de su alma y de su cuerpo, poco a poco transfigurado, invadido de una paz inalterable; torrentes de agua viva corrían por su corazón desbordando amor a la vida, a toda la vida. Decía que la paz no puede ser alcanzada con la ayuda de un mantra sino cuando "se lo hace con el único deseo de liberación y paz, sin deseos ardientes por las cosas de este mundo". La vía de la santidad, tal como él la preconizaba, pasaba ante todo por el abandono de cualquier posesión y adhesión:
"Vosotros queréis conservar la mente para poseer en propiedad esta casa, vuestras grandes riquezas, vuestros bienes y vuestros parientes, y sentir por ellos angustia, preocupaciones y tormentos. Hacedlo. La verdad es que, a menos que abandonemos enteramente nuestra mente al pensamiento de Dios y que depositemos a Sus pies cuanto tenemos como nuestro, no podremos tenerlo. En concreto, sólo el completo abandono a Dios, sin reservas, nos da derecho a Su gracia, a Su darcham".-
Rámdas supo vivir su ideal, abandonar todo, y así consagragarse por entero al mantra y a la meditación; observó además una castidad absoluta, considerando a todas las mujeres como su madre, y nutrió su cuerpo únicamente con alimentos recibidos de limosna. Este gran santo se hizo enormemente popular en la India, pues la sencillez de su método y la pureza de su lenguaje eran más edificantes que cualquier ascesis o ejercicio espectacular. Las gentes decían de éste hombre, sobre los hombros del cual se posaban los pájaros, y cuyas manos sabían curar los males del cuerpo y su mirada los males del ser: "Ha alzado el velo de la ignorancia". Y durante toda su vida repitió:
"Om, Shri Rám, jai Rám, jai, jai Rám".-
Para la mayoría de nosotros, occidentales, la práctica del mantra no puede quedar sino como un ejercicio entre otros. Pero su eficacia para aplacar la mente es indudable, testimonio de lo cual es el formidable éxito de la Meditación Trascendental, cuya parte más importante es la recitación por parte de cada uno de un mantra individual dado por el guru y sus instructores: el don del mantra se ha vuelto una cuestión comercial, donde el adoctrinamiento y la publicidad son necesarios para llamar a nuevos miembros, a quienes se hará el bien (calor de la colectividad que rompe el aislamiento, importancia que se os da con el otorgamiento del mantra, y, claro está, efecto de su repetición sobre la conciencia), pero que, a cambio, haran bien a los fondos de la caja. Lejos estamos de la entrega total a los demás de Rámdas. En sus escritos hallamos, por cierto, repetidas advertencias acerca del mal que pueden causar religiosos que de tal sólo tienen el hábito, pero cuyo espíritu no pacificado permanece aferrado a los deseos y pasiones: en efecto, su influencia puede ser desastrosa sobre las almas débiles, los espíritus no estructurados, las conciencias en busca de cualquier sistema que las salve de su angustia de vivir y de su miedo al mundo. La tragedia de Guyana y otras queda como flagrante prueba de esto. Rámdas narra una historia que viene al caso citar aquí, pues es ejemplar:
"Una vez, dice, vino a verme una mujer que estaba en un triste estado. Desde hacía un tiempo se hallaba expuesta a unos enloquecedores dolores de cabeza y deseaba un remedio. Interrogada sobre la manera en que había comenzado el mal, dijo que era después de haber visto a un sádhu errante, de quién había recibido la iniciación de un mantra; desde aquel momento, cada vez que repetía el mantra sentía unos dolores horribles en la cabeza. Cuando le sugerí abandonar la repetición del mantra, rehusó, pues consideraba al sádhu como su guru. Yo sólo podía prescribirle, como único remedio, que abandonara el mantra, pero como ella no estaba de acuerdo con mi sugerencia, partí. No obstante, algunos días más tarde, volvió; se hallaba mucho peor que antes. Su sufrimientos se había vuelto completamente insoportable.-
Cuando le pedí nuevamente que interrumpiera la repetición del mantra, respondió que lo había intentado, pero que no podía, pues el mantra parecía haber tomado posesión de ella. Entonces, como único medio de apartar su influencia, le sugerí que expresara con fuerza su repugnancia por el sádhu y tomara la resolución de no tener nada que ver con su mantra. Se negó rotundamente a seguir este consejo pues sentía gran veneración por el sádhu, y partió otra vez.-
Una semana más tarde, regresó por tercera vez; estaba alegre y libre de su horrible sufrimiento. Confesó que durante la semana anterior, el suplicio del dolor de cabeza se había vuelto tan intolerable que se había visto obligada a seguir mi consejo y a tomar la firme resolución de no pronunciar más el mantra; ello tras haber vituperado al sádhu y haberlo considerado como una odiosa criatura. Al instante, añadió, el dolor cesó y con él la influencia del mantra. Desde ese momento, se sintió nuevamente ella misma. Por tanto, considero que no hay nada peor en la vida que estar asociado a un hombre cuyo corazón se halla repleto de pasiones bestiales. Un hombre semejante comunica su naturaleza fácilmente a las gentes crédulas que tienen un temperamento emotivo y débil. Y por la misma ley, ninguna compañía es tan beneficiosa, para nuestra elevación y nuestra paz, como la de un hombre de carácter noble y corazón puro".-
Esta historia de maleficio (recordemos que éste siempre es también automaleficio) puede reproducirse de diversas maneras; toda técnica mal empleada conduce a la destrucción. Bien empleada, conduce a la creación, a la apertura. Es justamente el problema del progreso en la actualidad, en todos los dominios.-
Para volver a los aspectos positivos, digamos que la eficacia de la repetición de mantras ha sido probada en laboratorio por medio de encefalogramas: muy pronto se instala un estado de relajación atenta y las ondas alfa aparecen en el trazado. Así pues, cuerpo y cerebro descansan y pueden abrirse, cuando menos, a la visión de la realidad tal cual es. Personalmente, creo que no hay que disociar la recitación de mantras o sonidos de otras prácticas, asanas y meditación pura, de manera de tampoco hipnotizarse con un vocablo. Cuando veo a los muchachos de Krishna cantar bamboleándose su mantra: "Hare Krishna, Hare Krishna, Hare, Hare", los encuentro muy espirituales, pero no creo que allí se halle la solución a la crisis interior actual.-
El hinduismo propone a sus fieles centenas de mantras diferentes. No retendremos aquí más que uno, "OM", la sílaba sagrada, de profundos efectos vibratorios, cuya repetición (en voz alta, luego baja, murmurada, interior, y empezar de nuevo todo el proceso) trae una gran calma en sí.-
Recitada una decena de veces, a la mañana y a la noche, después de la meditación, crea una onda de paz.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario