lunes, 11 de mayo de 2009

EL VIAJE INTERIOR...


Los obstáculos mentales para la meditación

- La cólera: que proviene de la adhesión o del deseo frustrado, de la mezquindad desquiciada, de la codicia, del miedo, de los celos; en tal caso, uno ya no es dueño de sí mismo, sino la víctima de su cólera. El resentimiento, el odio, la furia, la irritación son otras tantas formas y prueban la debilidad interior. Los maestros hindúes dicen que aquel que ha conseguido dominar su cólera ha recorrido la mitad del camino de la liberación. No se trata de caer en una suave mansedumbre, sino de saber permanecer en cualquier circunstancia dueño de sí, desprendido e indulgente, y no malgastar energías y tiempo. Esto no excluye la lucidez y la severidad su fuera necesaria.-
- La maledicencia: que acretida un espíritu y un corazón mezquinos, y tantas víctimas hace esparciendo un veneno estragador que desconcierta al prójimo. Falsía, astucia, subterfugio, perversidad, celos, ignorancia, forman el triste cortejo de la maledicencia. ¿Por qué criticar o calumniar a alguien que no está frente a uno, sino por cobardía y, digamos la palabra, maldad?.-
- El pesimismo: jamás abandonarse a la tristeza, a las ideas oscuras, a las depresiones que hacen volver los viejos recuerdos subconcientes a la superficie de la mente. De nada sirve. Reaccionar, practicar ejercicios físicos, sacudirse, salir, cambiar de aire, obligarse a ver el lado positivo de la vida. El aspecto negativo existe en todo: precisamente hay que luchar contra él.-
- La duda: ¿Dios existe o no? ¿Yo soy bueno o malo? Nada avanza en mi vida, etc. En cada ademán cotidiano, en cada acción, la determinación es esencial. Lo que no excluye, sino todo lo contrario, la reflexión, que no es duda y sí apreciación de elementos. La duda crea una inquietud mental que impide todo progreso en cualquier dominio que sea.-
- Los malos pensamientos: durante la meditación aparecen todos nuestros fantasmas impuros. ¿Qué quiere decir "impuro"? Lo que se supedita al egoísmo, la destrucción y también a las situaciones que no existen pero que mucho quisiéramos que existieran. Imaginarlas es inútil y nada resuelve. La meditación vuelve aún más presente este aspecto de nuestro espíritu, que es vagabundo, agitado, atormentado por el sexo, ávido de honores, consideración, dinero, de una vida que nunca es enteramente la propia y que debería reportar la felicidad ideal, el vellocino de oro. Ilusiones...
- Los sueños: apegarse a los sueños, nocturnos o despiertos, también es inútil; es preciso comprender que no son más que imágenes, significativas pero efiméras, en un espejo vacío. El miedo: ¿miedo de qué? Ante todo de sí. El "Yo" crea los objetos de su miedo, y cae en la angustia y timidez aniquilantes. ¿Para qué sirve tener miedo? Para nada. Ello no cambiará ni un ápice el curso de los acontecimientos.-
El adepto a la meditación debe ser, como todos los sabios, un guerrero del devenir del ser, y desarrollar el coraje y una visión clara de las situaciones. Una buena respiración basta para hacer desaparecer esa inmovilización que es el miedo. Para darse cuenta de ello es suficiente hacer varias espiraciones profundas en cuanto la angustia se manifiesta.-
- La fuerza de viejas impregnaciones: Swami Sivananda dice: "Cuando el aspirante se impone una severa disciplina espiritual, cuando hace una intensa sádhaná, con miras a eliminar las viejas impresiones subconcientes (samskáras), éstas se esfuerzan por sobrevivir y lo atacan con fuerza creciente. Toman forma y ruedan hacia él como rocas. Las viejas sámskarás de odio, enemistad, celos, sentimientos de vergüenza, de respeto humano, de honor, de temor, etc., adquieren formas graves; no son no-entidades imaginarias; ganan actualidad en cuanto la ocasión se les presenta. Mas el aspirante no debe desanimarse, ellas perderán su fuerza con el tiempo y acabarán por morir".-
- La naturaleza inferior: o la adhesión al ego. ¿Queremos cambiar, evolucionar, o bien reforzar la "armadura caracterial"?.-
- El recuerdo: ayer, era ayer. Una experiencia entre otras. Eso es todo. Durante la meditación, los recuerdos forman impresiones mentales superfluas.-
- La ilusión: creer que uno es esto o aquello... Tener la impresión de poseer la verdad, la única. No ver más que un aspecto de las cosas, de los hechos. Estar prendido al "mí", al "mío". Todo está llamado a pasar, a desaparecer. Amar, sí, pero para el otro, no para sí.-
- Otros obstáculos: la pereza, la indolencia, la enfermedad (que casi siempre es una reacción psicosomática), la inercia, la inestabilidad, la aunsencia de dominio de los sentidos, la mala voluntad, el abatimiento, la intolerancia, los prejuicios, el desprecio por lo que no es de su naturaleza.-
Swami Sivananda dice también que:
- la ambición y el deseo,
- el orgullo moral e intelectual,
- las visiones,
- el deseo de gozar de poderes supranormales,
- la hipocresía religiosa,
- la mente en estado de torpeza o exaltación,
forman parte de los mayores obstáculos en la vía de la meditación justa.-

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