La ciencia de la sabiduría
¿Es una ciencia la tradición india?
Yo digo que sí, es una ciencia puesto que está fundada en el conocimiento de hechos reales y no imaginarios, hasta diría que es la ciencia más elevada, porque es la que nos concierne más directamente. Toda la ciencia ha sido hecha por el hombre; en principio, es hecha para el hombre; pues bien, la ciencia más importante para el hombre sigue siendo la ciencia que lleva al conocimiento del sí y a la transformación de sí. Es una ciencia particular puesto que somos a la vez su sujeto y su objeto, y también porque nos transformamos a medida que la adquirimos. Podemos imaginar perfectamente que el primer director responsable del éxito de las experiencias americanas en la Luna, ignoro quién es, a pesar de toda su ciencia, no haya cambiado en absoluto, o sea que esté sumido en los mismos miedos, los mismos egoísmos, las mismas obsesiones, las mismas ansiedades, las mismas agresividades, en tanto que quien ha adquirido este conocimiento, no el conocimiento del hombre en general sino el conocimiento de sí mismo, forzosamente ha de hallarse cambiado y transformado por dicho conocimiento. Todos los hindúes os lo dirán: "Uno conoce lo que uno es". Quien conoce el Brahman puede todo, aquél que conoce la palabra Brahman puede todo en el dominio de las palabras. Uno conoce lo que uno es.-
Así pues, digo que se trata de una ciencia porque se apoya en hechos, en leyes de la creación o de la manifestación. Jamás les vuelve la espalda, tiene en cuenta todo, todo lo que constituye el universo y que se vuelve a hallar en el interior del ser humano. Pero es una ciencia que tiene de particular que no progresa, porque no ha de progresar. Los libros de ciencia de hace sólo veinte o treinta años atrás están completamente fuera de moda, y es permanente la necesidad de actualizarlos. Aquí no hay actualización que hacer. Es el conocimiento de lo que no cambia, de lo que es eterno en el hombre; la esencia misma del universo jamás ha cambiado. La energía fundamental que crea el universo es siempre la misma.-
El hombre no ve los infrarrojos, ni el ultravioleta, ni escucha ciertos sonidos. Bajo la forma humana no vivimos, no percibimos más que una pequeñísima parte de la realidad total, a menos que nos hayamos transformado profundamente por medio de las diversas formas de yoga. Esta ciencia era verídica hace mil años, dos mil años, tres mil años, no se desactualiza. Lo que un maestro, un sabio de los Upanishads, enseñaba hace tres mil años a sus discípulos, y lo que un verdadero maestro enseña a verdaderos discípulos hoy día, es exactamente lo mismo. En ese plan no hay ningún cambio. Esta ciencia es total, completa, conduce a un camino del conocimeinto de sí, el conocimiento de sí por el estudio de sí mismo.-
Este conocimiento de sí es un conocimeinto cada vez más profundo, hasta alcanzar niveles que nosotros mismos ni siquiera sospechamos. Pasamos de las apariencias, o de la superficie, al centro. Comprendemos esa única vida universal, que se expresa a través de nosotros, y donde inmensos dominios se abren ante el hombre, de los cuales es inútil hablar a quienes aún no han hecho la experiencia, porque de tal modo no se corresponde con nada de lo que conocemos que todo cuanto podemos hacer es llevarlos nuevamente al nivel de nuestras experiencias ya conocidas. Por consiguiente, alteramos su sentido. Todo hombre añora ese punto de llegada, es decir, esa perfección. Espera hallarla a través de lo que sea: el arte, el amor, la violencia. Algo que le dé la impresión de romper sus ataduras, de vivir libremente, mejor, de llevar una vida más sana y más rica, más expansiva...
Pero lo que verdaderamente puede satisfacer esta necesidad, este presentimiento de que en nosotros existe una perfección, es algo que ya era conocido antaño en las diversas enseñanzas y tradiciones, y que hoy día, por el contrario, se ha perdido. Así pues, todo hombre tiene en sí una impresión confusa del fin perseguido, aun cuando yo diga que de ningún modo puede representárselo; aspira a él porque todo hombre rechaza esa condición limitada, sometida al sufrimiento y a la duda, y torpemente intenta escapar de ella. Y al mismo tiempo el fin está, en un principio, muy lejos, porque está muy cerca... Existe con anterioridad, si queréis, pero nos encontramos separados de él por toda suerte de emociones, concepciones, ideas, certezas, miedos, deseos, codicias, que están acumulados en nosotros, o en nuestro inconciente; y uno tiene la impresión de que todo esto es inextinguible. No obstante, está probado que es posible abrirse paso a través de todo ello, despojarse, desnudarse, y alcanzar esa verdad única, universal y eterna en lo más profundo de nosotros.-
Realizarse viviendo.-
Un día, en la India, un sabio al que llamarían Buda, y cuyo semblante sereno se convertiría en un ejemplo universal, haría nacer en la tierra del yoga la flor de la sabiduría.-
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