lunes, 25 de junio de 2018

Para mis queridos Hermanos en la Luz...



Tras haber medtado la dulzura y la piedad,
He olvidado la diferencia entre yo y los demás.
Tras haber meditado mi lama en la cúspide de mi alma,
He olvidado los que gobiernan por medio de la influencia.
Tras haber meditado mi ser al mismo tiempo,
He olvidado el tosco mundo de los sentidos.
Tras haber meditado las fórmulas de la tradición oral,
He olvidado los libros de dialéctica.
Tras haber conservado la ciencia del pueblo,
He olvidado las ilusiones de la ignorancia.
Tras haber meditado la formación de los Tres Cuerpos en sí,
He olvidado pensar en la esperanza y el temor.
Tras haber meditado esta vida y el más allá,
He olvidado el temor al nacimiento y a la muerte.
Tras haber experimentado el gozo de la soledad,
He olvidado la opinión de mis hermanos y amigos.
Tras haber compuesto versos para la posteridad,
He olvidado tomar parte en las polémicas doctrinarias.
Tras haber meditado lo que no tiene ni comienzo , ni negación, ni lugar,
He despreciado todos los convencionalismos.
Tras haber considerado el cuerpo nirvánico de las apariencias,
He omitido meditar las creaciones del espíritu.
Tras haber desdeñado el discurso del discurso sin disimulo,
He olvidado el uso de la hipocresía.
Tras haber escogido el partido y el lenguaje de los humildes,
He olvidado el desdén y la arrogancia de los personajes importantes.
Tras haber hecho de mi cuerpo mi propio monasterio,
He olvidado el monasterio del poblado.
Tras haber adoptado el espíritu sin la letra,
He olvidado analizar las palabras.-

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