jueves, 7 de mayo de 2009
PARA REFLEXIONAR Y MEDITAR...
Ni la observancia de la desnudez, ni las trenzas de los cabellos, ni el barro con el que untamos nuestro cuerpo, ni el ayuno, ni el acostarse en el suelo desnudo, ni el polvo y la grasa que cubren al cuerpo, ni las prosternaciones purifican a un mortal que no ha vencido sus dudas.-
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