Un discípulo sentía tal veneración
por el Maestro que le miraba como
si fuera el mismo Dios encarnado.
"Dime, oh Maestro", le dijo en
cierta ocasión, "¿por qué viniste
a este mundo?".
"Para enseñar a los necios como tú
a que dejen de malgastar su tiempo en
rendir culto a los Maestros", fue su
respuesta.-
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