domingo, 12 de abril de 2009

EL VIAJE INTERIOR...


La meditación color

Castaño, como la madre tierra o la madera. Es un color confortable, en el interior de una casa o sobre sí. Simboliza no el chorro de vida del verde sino su maduración. Sus múltiples tonos leonados hacen de él el color del Otoño. El castaño actúa siempre como un soporte estabilizador, despierta la conciencia de las raíces del ser y las fuerzas vivas que hay que volver a encontrar. Es la base de la alquimia sutil que obra en la creación. ¿Acaso según todas las génesis el hombre no fue formado a partir de un simple puñado de arcilla? Color receptivo y sensorial, los diversos matices del marrón corresponden al cuerpo, al hogar, a su intimidad, a la seguridad ideal de la célula familiar.-
Quien rechaza este color considera el bienestar físico y sensual como una debilidad. Quien lo ama demasiado tiene necesidad de la caparazón del hogar para abrirse realmente, necesidad también de confort tanto moral como físico. El castaño lleva en sí todas las fecundas promesas de la tierra. Materia prima...

AZUL, como el cielo, el mar, el espacio... Color sereno, descansado y profundo puesto que no bloquea la mirada sino que la deja perderse en él. Empleado en las ropas, envía una vibración de equilibro, de armonía, una cierta alegría de vivir. En los ambientes interiores, agranda el espacio al tiempo que lo vuelve luminoso. Beneficioso para los nervios, las angustias y la excitación, produce una tranquilidad saludable.-
Los sitios donde uno gusta relajarse deberían contener reflejos azules. "La luz azul hace volver al sueño en algunos casos de insomnio rebelde". En medicina, el azul es aconsejado para calmar las neuralgias, el asma, los reumatismos, las crisis nerviosas y la hipertensión por sus propiedades analgésicas y antiespasmódicas. El azul, todo profundidad y frescura, contiene una promesa de libertad y armonía.-
Simboliza la calma de una mar tranquila y femenina, la dulzura de modales, la ternura, el amor a la vida. Cuanto más tiende hacia el oscuro, tanto más denota la plenitud de ser. ¿Acaso el violeta no es el color de la intuición y la sabiduría? Si el azul es rechazado, ello demuestra ansiedad, insatisfacción en sus relaciones con el prójimo y el mundo, y una inestabilidad profunda que podrá ser compensada, por ejemplo, por un pronunciado gusto por el rojo de la acción, de la agitación, o hacia el amarillo y el marrón, que calientan. El azul es el color de la realización, de la unión equilibrada de las tendencias naturales.-

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